“UN MUNDO SIN DINERO” – «MISERIA DEL DINERO» – Vitko Novi en MUNDOGENIAL.COM

By | 30 octubre, 2017

“UN MUNDO SIN DINERO”    – «MISERIA DEL DINERO»

–  Vitko Novi  en MUNDOGENIAL.COM

APU,

UN MUNDO SIN DINERO

MISERIA DEL DINERO

El libro UN MUNDO SIN DINERO” es, sin lugar a duda, un mensaje a un alerta a la unidad terrícola, que bien convendría conocer a todos los hombres, pues, estoy seguro que, en la diversidad de sus personajes, nos encontraremos así mismo, motivando en nosotros el deseo de ser mejores, de buscar nuestra superación y amar real y sinceramente a nuestros semejantes para lograr un sociedad más justa, sin ricos ni pobres, sin poderosos ni débiles, sin exploradores ni explotados, sin temibles ni temerosos… Una sociedad humana donde reine la pura y auténtica libertad, igualdad y fraternidad.

          ¡Oro, maldito metal ese que tanto nos hace sufrir, que tortura a nuestra conciencia, petrifica los corazones y endurece a nuestra alma; maldito seas tú, para siempre, metal que arrastras a mis hermanos por el camino de la deshonra, de las bajezas y miserias, que les haces olvidar las leyes del amor y de la fraternidad, los principios de justicia, la dignidad del hogar, la paz de la familia, la pureza de los hijos, la honra y la candidez de las esposas!

         Maldito, maldito seas tú – oro que es el anhelo de esta civilización que sacrifica vidas, patrias, familias, tradiciones y hogares.

         Maldito veces seas maldito –  oro que quitas la calma y la reflexión a mis hermanos, llevándoles a la práctica de hediondos crímenes.

         Maldición eterna caiga sobre ti –  oro que es la manzana de la Discordia en la Tierra, espada de dos filos, bálsamo y veneno a un solo tiempo; que reprimes lágrimas, mas abres hondas llagas en el seno de aquellos que te agasajan.

         Maldito seas –  oro que deslumbras con tu brillo los ojos de las criaturas que, por tú causa, van a llorar dentro de las mazmorras, sollozar entre las paredes sombrías de las cárceles;  tú, que conduces al padre de familia por el camino de la infamia y de la deshonra, que enseñas a despreciar a la esposa y cambiarla por otra, a buscar amores criminosos, a llevar la desgracia a tu propio hogar.

         Maldito seas tú –  oro que matas el hambre y tiras al mismo tiempo el pan de tantas bocas, que arrastras a criaturas al homicidio, la traición, a todas las bajas pasiones que tú bien conoces, cuyo camino señalas a las pobres criaturas, flacas, ciegas, fascinadas por tu falso brillo, por tu sonoridad.

         Maldito seas tú –  dinero, metal, moneda cuyo valor se calcula por los males que siembras en la Tierra, por las impurezas que depositas en el corazón humano, por la podredumbre que depositas en las conciencias;  por el estiércol que siembras en las almas, por la llama que dejas en los corazones.

         ¡Maldito dinero! Monstruo y ángel;  al mismo tiempo buitre y paloma, luz y sombra, néctar y hiel, alegría y dolor!

         ¡Maldito seas tú con tus encantos y tus seducciones, con tus promesas vanas, con tu felicidad quimérica, con tus sueños e ilusiones, con tus palacios, con tus riquezas y tus pompas, grandezas e imperios, con tus castillos y tus soles!

         Yo te maldigo, en nombre de Dios y de Jesús, y lamento de los que a ti se prenden, los que se esclavizan a tú capricho, los que se dejan fascinar por tu brillo, los que se dejan seducir por tu sonoridad.

         ¡Lloro por los que hicieron de ti su Dios! Ay, de esos pobrecitos porque, un día, tú mismo los harás sufrir, llorar y gemir como víctimas de tu crueldad y despotismo. Me compadezco de los que se apasionan por tu aspecto seductor y olvidan a Jesús y sus enseñanzas.

         Ay de esos pobres hermanos, pues un día tú mismo has de avivar la llama para quemarlos, tú mismo has de erguir la horca que los estrangulará.

         Tengo pena de los pobres hermanos que sacrifican todas las alegrías espirituales por aquellas con que tú les seduces a cada instante;  los que se hacen sordos al llamado de los espíritus buenos, prefiriendo oír tu canto engañador, tus culebreos de serpiente, tus caricias venenosas, por lo cual esos hermanos serán un día victimas de tu ferocidad y de tu sed insaciable de sangre.

         Maldito seas tú, mil veces todavía, nube negra que ensombrece el horizonte de las criaturas, interceptando la luz del Sol y de la salvación que busca iluminar las conciencias sombrías.

         Yo te maldigo en nombre de Dios, en nombre de Jesús, te fulmino con los rayos de la justicia eterna.

¡Hermanos! No dejéis que a vosotros esclavice, no curvéis la frente ante este tirano, no os humilléis delante esta falsa majestad; no os deslumbréis con los tesoros de este falso Dios que domina vuestro mundo y que es el causante de vuestras infelicidades, de vuestras lágrimas, y gemidos que soltáis a cada instante. ¡Sólo así, librándolas de la esclavitud del dinero, seréis felices!

ESPÍRITU DE SAN BLAS EL MÁRTIR

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